Tener problemas con
el sexo siempre representa una inestabilidad mental para el que los padece. La
cabeza se hace miles de preguntas y constantemente se buscan respuestas sin
encontrar soluciones. Cuando un hombre tiene un bajo rendimiento sexual, suele
tomar dos caminos, uno es el de no contarlo porque prefiere mantenerlo en
secreto o bien dentro de la pareja o bien cuando se carece de ella. El otro
camino es el de entenderlo como normal, como razonable porque siempre existe
una excusa para entender por que ocurre, los niños, el trabajo, la rutina, el
stress, la falta de tiempo. La cabeza normaliza la situación y busca una
posición razonable para no entender el problema.
En el primer camino, cuando el hombre lo entiende
como un problema y no lo cuenta termina reflejando sentimientos de incapacidad
e inseguridad. Las relaciones sexuales bien practicadas y el impulso
sexual necesario para mantenerlas, es vital para que el hombre se sienta seguro
de sí mismo. Cuando esto no existe muchas veces se comienza a presentar un
problema de carácter, mal humor, ansiedad, falta de motivación que arrastra a
circunstancias desfavorables en otros ámbitos de la vida, como son la baja
motivación para alcanzar el éxito profesional, una insana
interrelación social, o un modo de comunicación
familiar defectuoso, que termina generando problemas de otra índole que generan
además más frustración.
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